La Gran Milonga Nacional, el encuentro de tango con que la Ciudad de Buenos Aires celebró por anticipado el Día Nacional del Tango (el 11 de diciembre), se realizó desde las 20 del sábado 6 hasta la madrugada del domingo, a lo largo de cinco cuadras de la Avenida de Mayo.
“El esfuerzo realizado se corona con el éxito brindado por la gran cantidad de público que asistió a este homenaje al tango, en su segunda edición”, definió el presidente de APTHGRA, Dante Camaño.
De esa manera se concretó por segundo año consecutivo el evento organizado en forma conjunta por la Academia Nacional del Tango y la Asociación de Patrocinadores del Turismo, la Hotelería y la Gastronomía de la República Argentina, que contó con la adhesión del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En un gran salón cívico de baile, 8.000 metros cuadrados de milonga, se instalaron tres escenarios, en las esquinas de la tradicional avenida porteña con Bernardo de Irigoyen, Piedras y Perú, por los que desfilaron orquestas, cantantes y bailarines.
Desde las 18 la gente comenzó a acercarse a los escenarios para lograr un lugar preferencial, a las 19 comenzaron a sonar grabaciones y poco después de las 20 la presencia del público comenzó a ser más compacta . A las 20 y 40, con los acordes del Himno Nacional a cargo de la Armada de la República Argentina, se dio por iniciado el espectáculo. A las 21 y 30 la Avenida de Mayo era ya un gran salón de baile.
Luego de que abriera el espectáculo la Orquesta de la Armada Argentina, en el Escenario 1, comenzó la “tangueada” en el escenario de la calle Piedras, donde ya se escuchaban los acordes de las guitarras de Nazareno Altamirano, mientras que en el de Perú hacia su presentación la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires. El público, entusiasmado, se sumó a la fiesta tanguera que se vivía a lo largo de la tradicional vía.
La gente copó la Avenida de Mayo, aunque se agolpó cerca de los escenarios, donde se instalaron filas de sillas a modo de butacas de sala de espectáculo, y el resto de los espacios era utilizado para transitar la tradicional arteria y disfrutar de las orquestas y “milongas”. La calle, la vereda, en el medio de las mesas de un café, todo era apto para bailarse un tango.
Parejas de distintas edades bailaban en el asfalto de la tradicional vía, pronto se formaron las típicas rondas de las milongas, y quienes quisieron también pudieron subir a escenarios más pequeños montados con ese fin delante y algo más abajo que los principales.
A medida que avanzaba la noche, en la calle, a falta de algún lugar donde dejar carteras y bolsos en los que llevaban sus zapatos, las parejas amontonaban los bultos en el centro de la improvisada ronda y giraban en torno a ellos como en las milongas, en el sentido opuesto a las agujas del reloj.
El clima de la avanzada primavera, con cielo despejado, permitió bailar hasta altas horas y los “milongueros” quedaron con pies y tobillos doloridos. Claro, hombres y mujeres habituados (otros no tanto) a la facilidad de deslizamiento y giro de los pisos de las milongas.
“La idea es hacer un tangódromo”, dijo el presidente de APTHGRA, Dante Camaño, al observar la cantidad de vecinos y turistas que recorrían la Avenida de Mayo “. “Como en otras ciudades que tienen sus fiestas, Buenos Aires tiene la que se merece en este homenaje al tango”, prosiguió Camaño, quien junto al maestro Horacio Ferrer y el Ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi, señalaban el “éxito de La Gran Milonga Nacional”.
Como en la anterior edición, el evento milonguero, popular y gratuito al aire libre, concitó la atención de los medios de prensa. Una de las emisoras más prestigiosas en latinoamerica en difusión de nuestra música ciudadana, FM 92.7, la 2 x 4, transmitió en directo desde las 20 del sábado hasta las 02 y 20 del domingo. Otras emisoras de radio y TV cubrieron las alternativas de la fiesta del tango, que también despertó el interés de los corresponsales extranjeros acreditados en Buenos Aires.
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